domingo, 30 de enero de 2011

CUENTO DE INVIERNO


La chica del sombrero arrastra una silla por la nieve. Anda sin mirar atrás. Su cara no dice nada y eso provoca que en mí se despierten un montón de interrogantes. Me cuesta seguirla, siempre que estoy apunto de alcanzarla acorto el ritmo de mis pasos para no hacerlo.

Me gustaría ser Superman para ir volando hasta ella y preguntarle: “¿tiene algún problema, señorita?” Ella no sabría qué responder y yo me la llevaría volando en una hermosa mañana de invierno. Pero de momento no soy Superman, aunque no pierdo la esperanza, Estoy ahorrando dinero para una preciosa capa roja y empezar cuanto antes mis clases de vuelo sin dolor.

Sigo persiguiendo a la chica de la silla. ¿A dónde querrá llegar? La verdad es que me da igual, tengo todo el tiempo del mundo. Ignoro si esta última frase es triste o alegre.

Hoy es mi día de suerte, por el camino he encontrado una silla abandonada. Le falta una pata, pero no deja de ser una silla. Ahora estamos en igualdad de condiciones, los dos tenemos silla.

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