viernes, 22 de junio de 2012

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AMOR IDIOTA


Cuento ganador en el certamen de microrrelato improvisado de los Diablos azules. "El tamaño si importa"
-¿Conoces el Mar muerto? Le pregunté para parecer un hombre de mundo.
-Lo maté yo. Contestó sin pestañear, y yo la creí.
-¿Y el mar rojo? Le dije por hacerme el original.
-Lo pinté yo. Me respondió con seguridad, y yo la creí.
-Escribo cuentos. Comenté por hacerme el interesante.
-Y yo los protagonizo. Me susurró al oído. Y yo la creí.
-Contigo me siento idiota. Le hablé casi llorando.
- Lo sé, yo os colecciono.
Era magnifica su colección de idiotas.

Una corta historia de amor.

En la barra del bar estaban: Blancanieves, la Cenicienta y la ratita presumida. Reían animadamente mientras ojeaban las fotos de la revista que leer. 
Pensé que para ligar con la cenicienta ya era mayor, y no tenía ganas de tener problemas con ninguno de los enanos de blancanieves, que ademas uno de ellos, el gruñón, había llegado a ser presidente del gobierno de un país llamado España.
Me gustó la ratita presumida, ser presumida siendo una rata demostraba que era una mujer con carácter y determinación.
Me fui directamente hacia ella, pero antes de llegar me rompió el corazón diciéndome que no le gustaban mis botas de rockero sesenton.
Yo la miré con cara de Bogart y le dije: Pues entonces vete, princesa
Siempre fui un gato con mucho orgullo.

Este cuento nació de una improvisación en el bar los diablos azules.

martes, 27 de diciembre de 2011

LA ENTREVISTA
Un cuento de verano y azoteas
El probador
Estos dibujos los ha realizado para algunos de mis relatos Susi Marquez, extraordinaria pintora y amiga. Os dejo un enlace a su blog por si queréis conocerla un poco más: http://susana-imaginarte.blogspot.com/




miércoles, 12 de octubre de 2011

SIN MUCHO TIEMPO QUE PERDER.

Son las doce horas, un minuto y quince segundos

-¿De la mañana o de la noche?

- No lo sé, yo solo soy el segundero en este reloj, no tengo tiempo para fijarme en esas cosas.

miércoles, 13 de julio de 2011

PIES.

Me miro la uña del dedo gordo del pie y observo que el esmalte rojo que la cubre está desconchando ¿En que momento se cayeron esos trozos de pintura? ¿Y donde estarán? Me podría poner a buscarlos para intentar recomponer lo roto. A lo mejor los trozos están en tu estomago. Hace una semana me mordías los pies mientras hacíamos el amor y yo no podía contener la risa. Es curioso, ahora me miro los pies y solo tengo ganas de llorar.

¡Devuélveme mis trozos de esmalte! le grito a la nada, esa nada que todavía huele a ti.

sábado, 12 de marzo de 2011

INSTANTES


Con este amargor tan extraño me quedo mirando tu lado vacío de la cama. Las arrugas de las sábanas tienen la forma de un dragón que me mira amenazante. Un rápido manotazo convierte las arrugas en un feo caniche que casi me muerde ¿Por qué el lado vacío de tu cama siempre pretende asustarme? Me intento relajar buscando en el gotelé de la pared la forma de tu cuerpo, pero sólo encuentro la de tus pies. Ahora miro por la ventana y te veo volando sobre un precioso unicornio verde. Definitivamente tienes razón, tengo que dejar de leer tantos libros de caballería.

domingo, 30 de enero de 2011

ALICIA


Me escapé con una señorita con alas. Ella trabajaba matando princesas y se desmayaba bailando rock. La conocí en un motel sin carretera. A las afueras de las afueras. Donde solo habitan locos sin cura, perdedores convencidos, ganadores retirados y gente como tú y como yo. Viajaba con un gato persa al que me confesó liquidaría cuando se enamorara. Esa noche lo ahogamos en el retrete sin compasión. Pobre retrete, quedó lleno de pelos.

Antes de que me llevara con ella a volar, me dio unas caladas de un cigarro con polvo de estrellas. Lo que algún vicioso con alma de poeta bautizó como un nevado. Y tocamos nuestro cielo. Le puse un anillo de lata y nos casamos por lo incivil. Le pregunté como se llamaba y me dijo que Alicia en el país de las maravillas.

El tiempo como a todos nos engañó. Si una cosa tiene el tiempo es que nunca quiso ser de nadie.Ahora vivimos en un camión sin ruedas a las afueras de las afueras. Por suerte no somos felices, pero en el intento nos dejamos la piel y los besos. Se sigue desmayando cuando baila Rock. Pero ahora tiene quien la recoja al caer. (Creedme. Eso es lo único importante)

CUENTO DE INVIERNO


La chica del sombrero arrastra una silla por la nieve. Anda sin mirar atrás. Su cara no dice nada y eso provoca que en mí se despierten un montón de interrogantes. Me cuesta seguirla, siempre que estoy apunto de alcanzarla acorto el ritmo de mis pasos para no hacerlo.

Me gustaría ser Superman para ir volando hasta ella y preguntarle: “¿tiene algún problema, señorita?” Ella no sabría qué responder y yo me la llevaría volando en una hermosa mañana de invierno. Pero de momento no soy Superman, aunque no pierdo la esperanza, Estoy ahorrando dinero para una preciosa capa roja y empezar cuanto antes mis clases de vuelo sin dolor.

Sigo persiguiendo a la chica de la silla. ¿A dónde querrá llegar? La verdad es que me da igual, tengo todo el tiempo del mundo. Ignoro si esta última frase es triste o alegre.

Hoy es mi día de suerte, por el camino he encontrado una silla abandonada. Le falta una pata, pero no deja de ser una silla. Ahora estamos en igualdad de condiciones, los dos tenemos silla.

sábado, 22 de enero de 2011

Microrrelato ganador cadena ser. Emilio González. EL HOMBRE BALA.


Hace mucho tiempo que no cuelgo nada nuevo en mi blog y quería compartir con todos una buena noticia. Un microrrelato mio a resultado ganador semanal en el concurso a nivel nacional de micorrelatos de la cadena ser y escuela de escritores.

El jueves de la semana que viene participaré en la final mensual. Aquí os dejo mi microrrelato ganador EL HOMBRE BALA. Espero que os guste:

Nadie, en varios kilómetros a la redonda, sabría decir su nombre. Pero por su capa roja y su casco en forma de cono, todo el mundo sabía que era un hombre bala. Esta vez había aterrizado en el pajar de alguna solitaria granja de Arkansas. Se incorporó y se sacudió el traje volador percatándose que alguien le estaba observando. Una mujer le miraba con ojos curiosos. Él no la conocía de nada y tampoco nadie en varios kilómetros a la redonda, sabría decir su nombre. Pero por su capa roja y su casco de cono, todo el mundo sabía que era una mujer bala.