Con este amargor tan extraño me quedo mirando tu lado vacío de la cama. Las arrugas de las sábanas tienen la forma de un dragón que me mira amenazante. Un rápido manotazo convierte las arrugas en un feo caniche que casi me muerde ¿Por qué el lado vacío de tu cama siempre pretende asustarme? Me intento relajar buscando en el gotelé de la pared la forma de tu cuerpo, pero sólo encuentro la de tus pies. Ahora miro por la ventana y te veo volando sobre un precioso unicornio verde. Definitivamente tienes razón, tengo que dejar de leer tantos libros de caballería.
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